Tema 3 de la Serie La llenura del Espíritu Santo
Introducción: No
estamos llamados solo a creer, sino también a servir. Pero no podemos servir
eficazmente sin el poder del Espíritu Santo. Jesús mismo dijo que sus
discípulos recibirían poder cuando el Espíritu viniera sobre ellos (Hechos
1:8).
- El
Espíritu Santo da poder para testificar (Hechos 1:8)
El temor se convierte en valentía cuando el Espíritu toma control. “Pero
recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos…”
Jesús prometió que sus discípulos no estarían solos para cumplir su
misión. El Espíritu Santo los llenaría de poder para hablar de Cristo, incluso
ante persecución o rechazo.
Ejemplo práctico: Ana, una joven tímida en su iglesia, siempre
evitaba hablar en público. Pero tras orar por valentía y ser llena del
Espíritu, comenzó a compartir su testimonio en su universidad. Hoy lidera un
grupo de estudio bíblico donde varios han conocido a Cristo.
Aplicación: ¿Te cuesta hablar de tu fe? Pide al Espíritu Santo que te llene y te use. No necesitas ser elocuente, solo disponible.
- Capacita
con dones para edificación del cuerpo (1 Corintios 12:4-11)
- Cada creyente
tiene un don. La llenura activa y guía su uso. “Pero a cada uno le es
dada la manifestación del Espíritu para provecho…”
- El Espíritu
reparte dones espirituales a cada creyente. No son para presumir, sino
para edificar la iglesia y servir a otros con amor.
- Ejemplo
práctico: Carlos pensaba que no tenía nada que aportar a
la iglesia. Un día, ayudó con la logística de un evento y descubrió que
tenía un don de organización. Desde entonces, lidera equipos de servicio y
ha bendecido muchas vidas con su entrega silenciosa pero poderosa.
- Aplicación: No subestimes lo que Dios ha puesto en ti. Ora para descubrir tu don, y ponlo en práctica para edificar el cuerpo de Cristo.
- El
servicio impulsado por el Espíritu produce fruto eterno (Juan 15:5)
- Sin Él, nada
podemos hacer. Con Él, todo tiene propósito y dirección. “Separados de
mí nada podéis hacer.”
- El fruto que
agrada a Dios no viene del esfuerzo humano, sino del servicio que fluye de
una relación viva con Jesús y la guía del Espíritu.
- Ejemplo
práctico: María, una mujer activa en muchas áreas de su
iglesia, un día se sintió vacía. Se dio cuenta de que estaba sirviendo por
costumbre, no por dirección del Espíritu. Al volver a buscar a Dios en
oración, sintió paz y comenzó a ver resultados reales en su ministerio con
mujeres necesitadas.
- Aplicación: Evalúa tu servicio: ¿estás siendo guiado por el Espíritu o solo haciendo por hacer? Con Él, tu esfuerzo tiene impacto eterno.
Conclusión: Dios no
llama a personas capacitadas, Él capacita a los que llama. Y lo hace por medio
de Su Espíritu.
El Espíritu Santo no es solo una promesa, es una necesidad diaria. Él:
- Te da poder
para hablar de Cristo.
- Te capacita
con dones únicos.
- Te guía
para servir con fruto eterno.
Desafío: Ora hoy: “Señor,
lléname de tu Espíritu. Quiero vivir una vida con propósito, poder y fruto.
Úsame para edificar y testificar.”
Llamado a la acción: Ora
hoy y dile al Espíritu Santo: “Aquí estoy, úsame”. No esperes sentirte listo;
confía en que Su llenura te dará lo que necesitas.
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